La receta que hoy os propongo, para mí, cumple unos requisitos excepcionales. Es muy económica, y a la vez, muy lucida en su aspecto. Y, lo más importante, está muy rica. Además, el paso más complicado en su elaboración, es montar las claras a punto de nieve, y, hoy en día, todos tenemos algún aparato que lo hace en un santiamén. Depende de la cantidad de puré que asignemos a cada ración, nos quedará más o menos ligero. En mi opinión, la proporción perfecta es de una bolsa de puré para cada cuatro comensales, y así lo detallo en los ingredientes. Si sois más, tendréis que aumentar las cantidades proporcionalmente, contando siempre con un huevo por persona.
INGREDIENTES:
- 1 bolsa de puré de patatas
- 60 gr de queso Roquefort o azul
- 25 gr de mantequilla
- 6 cucharadas de nata para cocinar
- Queso rallado
- Sal
PREPARACIÓN:
Preparamos el puré de patatas con 1/2 litro de agua, la mantequilla y una cucharadita de sal.
Añadimos el Roquefort, previamente aplastado con un tenedor, y la nata al puré de patatas. Mezclamos bien.
Repartimos el puré en 4 cazuelitas.
Hacemos un hueco en el centro y depositamos en cada hueco una yema. Si lo hacemos con antelación, no poner la yema hasta que vayamos a seguir con su elaboración. Lo calentaremos en el microondas antes de poner la yema, porque en el horno estará muy poquito tiempo y no se calentará lo suficiente.
Montamos las claras a punto de nieve fuerte y cubrimos el puré y la yema.
Espolvoreamos con el queso rallado.
Y gratinamos, hasta que esté dorado, a horno muy fuerte.
Servir inmediatamente.
La combinación de distintas texturas y sabores es perfecta.
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